Los canales digitales toman cada vez una parte más importante de nuestro diario vivir, crecen a constituir nuestros entornos educativos, informativos e incluso de socialización. Y ello conlleva un incremento de delitos como el doxing, la violencia digital de género, robo de identidad o el grooming. Delitos que alcanzan a cada individuo, especialmente aquellos que adolescen de conocimientos respecto a la protección de datos y el cómo identificar canales seguros en internet. Según la ONU Mujeres, el 73% de mujeres a nivel mundial han sido víctimas de violencia digital de género, siendo las consecuencias de estas prácticas el robo de identidad, la deserción escolar, el secuestro o incluso la muerte. Yo misma he sido testigo de como estos delitos pueden escalar y alcanzar a las personas en sus espacios “seguros”. Después de 9 años no he sido capaz de ver nuevamente a una amiga víctima de grooming que terminó siendo secuestrada. Si no nos preocupamos por llenar los sesgos en los docentes que no conocen las repercusiones de un mundo digitalizado y globalizado muchos no serán capaces de reflexionar sobre su papel en el aula, ¿entonces cómo podemos esperar que el estudiantado sea capacez de hacerlo?