Desde Primaria Mayor (Cuarto de Primaria), nuestros niños comienzan a tener interacción mediante las redes sociales. Buscan un medio para continuar la conversación generada durante la interacción en las clases y recreos, y por las tardes y en fin de semana se encuentran para comunicarse para ponerse de acuerdo para hacer tarea, jugar un videojuego, charlar, cantar, entre otras actividades. Pero cuando llega la broma o el desacuerdo, la falta de control, de limites y de valores fortalecidos como el respeto, la empatía, la tolerancia, por decir algunos, esos espacios se vuelven inhabitables para los menores de edad de Primaria y Secundaria por todos los conflictos generados por la comunicación no asertiva, la agresividad, la manipulación, el estar atrás de una pantalla, la ausencia de supervisión de mayores de edad y los factores de que cada hogar suma o resta en el fortalecimiento de un sentido común e inteligencia emocional. Esos conflictos son trasladados por todos los afectados: víctimas, victimarios y observadores al salón de clases, y repercute en el rendimiento académico y en el rompimiento de la sona convivencia en el salón de clases y en los recreos, incluso, en las actividades deportivas. Padres de familia salen en defensa de sus hijos depositando toda la responsabilidad en la institución educativa y se crea un ambiente hostil entre la comunidad de padres de familia. Los estudiantes que han generado el acoso cibernético presentan esta constante: cada año de Primaria cambiaron de escuela por sufrir bullying en la institución por parte de sus compañeros. La institución educativa lleva una bitácora diaria de incidencias en el aspecto académico y conductual por cada grupo y son atendidas por un coordinador académico, la prefecta, la psicopedagoga y el director de nivel, ya sea de Primaria o Secundaria.