Challenge
Recuerdo que la inquietud que voy a presentar la observé en clase de primaria cuando alumnos que no estaban contentos consigo mismos o que no se creían queridos por sus profesores y/o compañeros influía en su actitud y resultados académicos. Es por ello, que para mi doctorado en Psicología (aún en curso) sobre si el autoconcepto propio y el que tiene tu contexto sobre ti, unido con el estrés en ese momento podía influir en mayor o en menor medida en la motivación, creatividad y rendimiento académico de los estudiantes entre 8 y 14 años. Quizás, el cómo se imparte una metodología o se aplican ciertas herramientas, no es lo que estamos buscando. Ser conscientes de lo que siente el alumno y qué y cómo necesita su enseñanza, sería maravilloso. En este sentido, podríamos aplacar y descubrir el porqué de cómo ciertas metodologías, funcionan con unos y con otros no; pudiendo agilizar el proceso de enseñanza-aprendizaje. De forma aclaratoria, no se está proponiendo urgar en la intimidad personal, sino en el qué y cómo necesita ser tratada su enseñanza debido a su percepción propia personal, no el cómo ha llegado ahí. Pero es más, cuánto apasionante sería poder conocer estas mismas variantes en niños que presenten cierto tipo de discapacidad. Ya sea, por ejemplo, niños con discapacidad intelectual. No nos estaríamos centrando en cómo dar una clase perfecta, con gamificaciones o con materiales extraordinarios; nos focalizaríamos exclusivamente en lo que ese niño o niña necesita en este momento preciso de su vida. Entonces sí que hablariamos de educación individualizada e inclusiva y, no como se enfoca actualmente que solo se centra en los gustos e inquietudes de la persona. Para concluir, esta cuestión que se plantea, nos permitiría ser más humanos, comprensibles y empáticos con nuestro entorno.