Tengo más de tres años como director de CONALEP, pero apenas llevo un mes como director en un nuevo plantel y, en este poco tiempo que he tenido la oportunidad de convivir y trabajar con un nuevo equipo completamente distinto, me he percatado de que tanto el personal docente como el administrativo carecen de una claridad en los procesos internos, así como de las responsabilidades cotidianas de sus respectivos contratos. Dicho de otra forma, cada quien se enfoca en cumplir su parte de su trabajo, lo cual es bueno, sin embargo, no saben orientar a los alumnos en los trámites, requerimientos o responsabilidades que les resultan ajenas a su competencia. Esto, lamentablemente, genera diversos resultados negativos como la necesidad de trabajar doble, conflictos o dificultades en la comunicación, sobrecarga de trabajo en algunos departamentos, mientras a otros les sobra el tiempo libre... todo esto, considerando solamente al personal administrativo. En el caso del personal docente y del alumnado, las afectaciones son mayores, porque les comparten información contradictoria o incompleta que redunda en conflictos con los departamentos del plantel o con los padres de familia quienes se ven afectados por la falta de fluidez en los detalles o requisitos que sus hijos necesitan cumplir. A final de cuentas los docentes no van a ejecutar todos los procesos ni la gente de los departamentos se va a inmiscuir en aquellas labores que no les corresponden; simplemente son los síntomas o manifestaciones de la falta de compromiso por brindar un servicio de calidad u orientar a los usuarios con quien les pueda resolver su necesidad.