Las familias cada vez prestan menos atención a la educación de sus hijos. Alumnado con frecuentes faltas de asistencia injustificadas, familias a las que solo conocemos fuera de los límites del colegio, tutorías canceladas en el último momento o directamente faltas de asistencia a las mismas. Reuniones de padres con un porcentaje ínfimo de asistencia. El resultado es que cada vez vemos más alumnado con una carencia absoluta de esfuerzo, de trabajo, de constancia. Alumnado cada vez con menos conocimientos. Con menos habilidades. Con muchas dificultades futuras para afrontar la vida en sociedad. ¿Qué ocurre? ¿Cómo podemos ayudar a estas familias a interesarse efectivamente de la educación de sus hijos e hijas? Tenemos las herramientas necesarias para facilitar la comunicación y la colaboración y a pesar de eso, de ampliar horarios, de dar facilidades (reuniones online, en horarios abiertos, en fines de semana...) la implicación familiar cada vez es menor.